
Entender el acné: qué es, qué lo provoca y cómo tratarlo

El acné es una condición de la piel muy común en todo el mundo y se caracteriza por la formación de granitos, puntos negros y otras imperfecciones visibles en la piel. Aunque el acné puede presentarse en varias partes del cuerpo como el pecho y la espalda, se trata de un problema estético que ocurre principalmente en el rostro.
A menudo, el acné también está asociado con molestias y problemas psicológicos no despreciables, por lo que se vuelve indispensable conocer las causas y los tratamientos que puedan ayudar a erradicar este molesto defecto estético.
¿Qué es el acné?
El acné es el resultado de la obstrucción de los folículos pilosos por parte del sebo, las células muertas de la piel y las bacterias. La presencia de estos factores lleva a la formación de comedones abiertos, como por ejemplo los puntos negros que aparecen cuando el poro de la piel está obstruido pero permanece abierto, permitiendo que el sebo y las células muertas se oxiden y se vuelvan negros, o comedones cerrados, comúnmente llamados puntos blancos, que se producen cuando los poros están completamente obstruidos y han atrapado sebo y células muertas bajo la superficie de la piel.
La formación de comedones es un proceso natural de la piel, pero algunos factores pueden contribuir a su producción de manera excesiva. Un aumento de la producción de aceite, o sebo, puede ocurrir debido a cambios hormonales como los que se producen durante la pubertad, o a causa de desequilibrios hormonales. El exceso de sebo se combina con las células muertas de la piel y con las bacterias provocando la obstrucción de los folículos pilosos y el consiguiente desarrollo del acné.
¿Cuáles son las causas del acné?
Los factores que contribuyen al desarrollo del acné son múltiples y a menudo no existe una causa única o común. Los cambios hormonales, especialmente durante la fase de la pubertad, pueden ser la causa del aumento de la producción de sebo en la piel que conlleva al desarrollo del acné. Esta es la razón principal por la que el acné se asocia comúnmente con la adolescencia, ya que el aumento de hormonas durante esta fase de la vida puede ser el desencadenante de la aparición del acné.
Sin embargo, los cambios hormonales no son el único culpable del acné. La ingesta de algunos fármacos como los corticosteroides y los andrógenos puede ser una de las causas. Estos fármacos, de hecho, alteran el equilibrio hormonal y pueden llevar a un aumento de la producción de sebo y al consiguiente desarrollo de acné.
La genética, por otro lado, juega un papel fundamental en el desarrollo y en el grado de gravedad del acné. Las personas que han tenido padres o hermanos con antecedentes de acné tienden a ser más inclinan a desarrollar tal condición. Esto se debe a algunas variaciones genéticas que pueden hacer que la piel sea más susceptible a la obstrucción y la inflamación y aumentar las probabilidades de que aparezcan brotes de acné.
Aparte de los cambios hormonales o los factores genéticos, la dieta y el nivel de estrés diario son factores discriminantes cuando se trata de la formación de acné. Tener una dieta rica en azúcares y productos refinados aumenta los niveles de insulina en el cuerpo y provoca una sobreproducción de sebo y el desarrollo consecuente del acné. También el estrés desencadena desequilibrios hormonales e inflamaciones en el cuerpo exacerbando los síntomas del acné.
Obviamente, conocer las causas del acné es esencial para desarrollar estrategias de tratamiento efectivas y abordar los factores subyacentes que pueden haber contribuido a la formación del acné permite gestionar y prevenir los brotes, mejorando con el tiempo la salud y el aspecto estético de la piel.
¿Cuántas formas de acné existen?
El acné puede manifestarse en diferentes formas y la comprensión de estas permite determinar el enfoque terapéutico más apropiado. Se puede distinguir el acné en función de los diferentes tipos de signos que presenta en la piel:
- Acne comedónica, caracterizada por los puntos blancos y los puntos negros, a menudo definida como acne vulgaris;
- Acné papulo-pustuloso, en el que se presentan principalmente pápulas y pústulas en la cara, el pecho y los hombros;
- Acné quístico, su forma más aguda en la que se forman nódulos y quistes causados por la inflamación crónica de los folículos.
Acné comedónico
Los puntos blancos y negros son el tipo de imperfección más comúnmente asociada al acné. Los puntos blancos, como hemos visto, se forman cuando los poros se obstruyen atrapando sebo, bacterias y células muertas de la piel debajo de su superficie. El material queda entonces atrapado y forma pequeñas protuberancias color carne, pequeñas burbujas que pueden ser frustrantes, especialmente cuando aparecen en áreas visibles como la cara y el cuello.
Los puntos negros son similares a los puntos blancos pero aparecen más oscuros debido a la oxidación. Los puntos negros no son causados por la suciedad como se cree, el color oscuro es el resultado de la reacción entre el aceite atrapado y el aire. A menudo, los puntos negros se encuentran en la nariz, en el mentón y en la frente, la famosa zona T donde la piel produce más aceite.
Los puntos negros y los puntos blancos pueden ser difíciles de eliminar, sin embargo, con un buen cuidado de la piel y tratamientos específicos es posible manejar estas imperfecciones de manera efectiva.
Acné papulopustuloso
Se trata de formas inflamatorias de acné. Las pápulas son pequeñas protuberancias rojas y dolorosas que se producen cuando las paredes alrededor de los poros se rompen debido a la inflamación. A menudo son sensibles al tacto y pueden ser muy dolorosas.
Las pústulas son simplemente granos inflamados que contienen mucho pus. También pueden ser dolorosas y a menudo tienen un centro de color blanco o amarillo muy fácil de notar. Las pústulas no son más que un síntoma de una infección activa en la piel y deben ser tratadas con especial atención para prevenir una mayor difusión de bacterias.
Las pápulas y pústulas son por lo tanto dolorosas y bien visibles, tanto que se convierten en una molestia social. Lo que más importa es que hay que resistir la tentación de aplastarlas y hacerlas estallar porque en este caso se crearían cicatrices así como la propagación de infecciones adicionales. En casos de pústulas o pápulas fuertemente inflamadas, es necesario solicitar una consulta profesional a un dermatólogo para iniciar un tratamiento apropiado.
Acné quístico
Cuando se habla de acné no faltan también graves signos que pueden causar dolor y malestar significativos como los nódulos. Estas son protuberancias bastante grandes y sólidas que provocan dolor y se desarrollan más en profundidad en la piel. Los nódulos son duros al tacto y pueden ser persistentes. Una vez removidos dejan cicatrices profundas, sobre todo si no se tratan adecuadamente. A veces los nódulos se forman debido a quistes foliculares que se rompen a causa de un cuerpo extraño.
Las quistes son similares a los nódulos y están llenos de pus. A menudo son más grandes y más dolorosos que los nódulos. Los quistes pueden estar arraigados en profundidad y requerir intervención médica para un tratamiento efectivo. Intentar exprimir o hacer estallar un quiste puede llevar a una mayor inflamación y cicatrices.
Enfrentar nódulos y quistes puede ser un desafío. Es fundamental consultar a un dermatólogo para un diagnóstico correcto y para tener más opciones de tratamiento. Los dermatólogos pueden prescribir medicamentos por vía oral como, por ejemplo, antibióticos para ayudar a manejar los casos más graves de acné.
El impacto del acné en la salud de la piel
El acné puede tener efectos inmediatos en la salud de la piel: granos e imperfecciones causan enrojecimiento, piel hinchada y dolor en las áreas afectadas. Muchas personas sufren psicológicamente y desarrollan ansiedad respecto a este problema. Si se maneja de manera inadecuada, el acné también puede dejar efectos duraderos en la piel.
El acné grave puede dejar cicatrices más o menos profundas. Las inflamaciones y los daños por acné pueden llevar a problemas de hiperpigmentación, como la aparición de manchas oscuras y decoloración permanente. A través de tratamientos y prevención adecuados, es posible minimizar los efectos a largo plazo del acné. Además, una piel que sufre de acné tiende a engrosarse y a aparecer asfíctica, apagada, sometida a constante inflamación.
Rutina de cuidado de la piel para piel con tendencia acneica

La limpieza y la exfoliación de la piel acneica
La limpieza adecuada del rostro es un aspecto crucial cuando se habla de acné: la limpieza ayuda en la eliminación de exceso de aceite, suciedad e impurezas que pueden obstruir los poros y causar brotes. Se procede entonces con una exfoliación regular que ayuda a eliminar las células muertas que pueden acumularse en la capa de la piel causando la obstrucción de los poros.
Los mejores exfoliantes son aquellos a base de ácidos beta-hidroxílicos o BHA como el Ácido Salicílico que es soluble en aceite y que, al entrar en contacto con sebo, bacterias y células muertas, los elimina eficazmente de los poros obstruidos. Manteniendo los poros limpios y libres de sebo, el ácido salicílico actúa como comedolítico previniendo la formación de comedones que provocan brotes cutáneos y previene la formación de acné.
Cleansing Active Mousse es el limpiador facial de textura espumosa que contiene una concentración de Ácido Salicílico al 0,5%. Gracias a su formulación Active Mousse es ideal para tratar el problema del acné y para la limpieza diaria de pieles inflamadas o afectadas por dermatitis seborreica.
Contiene Aceite de Árbol de Té, un ingrediente natural conocido por sus propiedades antimicrobianas, que lo hacen efectivo en la lucha contra las bacterias que causan el acné, Bardana, que tiene propiedades antiinflamatorias y puede ayudar a reducir la inflamación relacionada con el acné, y Betaína, que energiza las células y mejora la respuesta a las infecciones.
La hidratación para pieles con tendencia acneica
Otro paso crucial en la rutina de cuidado de la piel contra el acné es la hidratación. Muchas personas con piel propensa al acné tienden a creer que la hidratación puede empeorar su acné, pero no es así. De hecho, mantener la piel adecuadamente hidratada puede ayudar a equilibrar la producción de sebo previniendo una producción excesiva de sebo. Sin embargo, es mejor optar por cremas hidratantes ligeras que no obstruyan los poros y elegir ingredientes humectantes como el pantenol o provitamina B5, que es calmante y antiprurito y favorece los procesos de regeneración de la piel, o la betaína, que tiene la capacidad higroscópica de crear una barrera cutánea absorbiendo las moléculas de agua presentes en el entorno.
Los principios activos que combaten el acné
Los cosméticos pueden resultar fundamentales para el tratamiento del acné, especialmente si contienen principios activos altamente funcionales.
L’Azeloglicina es un potente activo que desempeña un papel fundamental en el cuidado de la piel, especialmente cuando se trata de combatir el acné. Este derivado hidrosoluble del ácido azelaico es conocido por las siguientes propiedades que lo convierten en un excelente aliado contra el acné, entre las cuales:
- la seboregulacion
- la reducción de la hiperpigmentación cutánea y de las manchas
- iluminación del cutis
- la acción emoliente y calmante, con propiedades elasticizantes que ayudan a mantener la piel hidratada y a calmar posibles irritaciones.
Zincidone® es un complejo bio mineral en polvo de origen natural que se demuestra un aliado eficaz en la lucha contra el acné y la piel grasa. Este complejo está constituido por dos componentes principales: el Zinc, un elemento oligoesencial crucial para el cuerpo humano, y el Ácido L-Pirrolidon Carboxílico (L-PCA), una molécula fisiológica de la piel. El principio activo certificado combina L-PCA que refuerza la barrera cutánea, con los beneficios del zinc conocido por su acción seborreguladora, antibacteriana y antiinflamatoria. Las propiedades antibacterianas de Zincidone® permiten combatir el bacteria C. acnes, involucrado en el desarrollo del acné.
Zincidone® es una excelente opción para quienes sufren de piel grasa, acné o irritaciones cutáneas. Su capacidad para actuar en varios frentes, desde la regulación del sebo hasta la protección de la barrera cutánea, lo convierte en un ingrediente valioso en el cuidado de la piel. Para una piel más clara, más pura y bien hidratada,
La niacinamida, por último, conocida también como Vitamina B3, contribuye a reducir las manchas causadas por los comedones y los enrojecimientos residuales, actúa como regulador de la producción de sebo y previene su acumulación en las glándulas sebáceas. De esta manera, permite contrarrestar la formación de obstrucciones y la aparición de imperfecciones.
Cuando se trata de skincare, puede llevar tiempo ver mejoras significativas, pero con paciencia y dedicación es posible obtener un cutis más claro y recuperar la confianza en uno mismo.
La consulta de un dermatólogo es fundamental si se sufre de acné grave o persistente y permite recibir consejos personalizados y opciones de tratamiento a medida para las necesidades de tu piel.
Además del cuidado de la piel, algunos cambios en el estilo de vida pueden ayudar a prevenir los brotes de acné. Mantener una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y cereales integrales puede favorecer la salud de la piel. El ejercicio regular puede ayudar a reducir los niveles de estrés, que pueden contribuir a los brotes de acné. También evitar la exposición excesiva al sol y usar protector solar puede ayudar a proteger la piel de daños y brotes.